BLOG: Experiencia de una mamá azul
- Gaby Alvarez
- 7 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Soy mamá de un peque con TEA de 3 años y medio, y tengo varias semanas sintiéndome en la cresta de la ola.
Hace poco estuve chateando con mamás azules contándoles como yo siento toda esta aventura, y hoy quiero definirlo mejor, con más palabras.
Yo me siento como si corriera olas. Siento que a veces las olas son altas, muy altas. Siento a veces que el mar está plagado de tiburones, a veces el cielo está nublado, otras el mar es muy cálido y el cielo es de un azul insuperable; a veces surfeo en plena tormenta. Lo único previsible es que me monto en la tabla y disfruto a tope todas las sensaciones de ser mamá de un peque con autismo.
Busco nuevas metas y nuevas playas, porque la sensación de dominar el autismo no tiene límites!!! y en cada playa hay, otra vez, nuevos cielos, tormentas, olas, temperaturas, y tiburones, pero corro las olas en cada playa que consigo, o que nos toca, superando todo, y cuando lo logramos, la sensación del aire sobre mi rostro, dominar esa ola tan aterradora, no tiene parangón.
Pero así como surfeo las olas, las disfruto y conquisto, entre ola y ola también ocurren momentos de mucha adrenalina y a veces de mucho terror. A veces sólo me toca saltar de mi tabla porque tengo que buscar otra ola, o porque ya el ciclo en esa playa ya me dió todas las sensaciones y aprendizajes que necesitaba, pero también hay momentos verdaderamente difíciles.
Cuando caigo de la tabla los días de tormentas, los días en que el mar está helado, los días plagados de tiburones, es verdaderamente difícil volverme a montar en la tabla. Hay días que trago agua… y he tenido días que realmente he necesitado que me rescaten del fondo del mar, y he necesitado hasta reanimación cardiopulmonar. Ha habido también días que no me apetece salirme de las sábanas calientitas de mi cama, porque hay días que tengo que drenar el agua salada que trago en las caídas difíciles de mi tabla. Y por supuesto, hay días que aunque todo va bien, estoy agotada de nadar a mi tabla cuando caigo de ella.
Lo importante es que siempre me sobrepongo. Siempre recuerdo la indescriptible sensación del aire sobre mi rostro y el olor del intenso mar, y vuelvo a coger mi tabla rumbo al mar. Y como soy aventurera, busco cada día olas retadoras y olas que lleven a tope mi adrenalina.
Así me siento en esta aventura azul… tengo un peque maravilloso que espera que su mamá sea la surfista más talentosa del planeta. Que siempre busque retos más versados y complicados, porque él se lo merece y eso se llama crecimiento.
Todavía me falta muchísimas olas que correr, apenas estoy comenzando a ser amateur, pues sólo tengo 18 meses surfeando… ya llegaré a ser toda una profesional, y podré enseñar quizás algunas técnicas para dominar esas olas aterradoras, pero por ahora sólo puedo motivar a todas las mamás de peques azules a que cada día, en cada caída, revés, estancamiento, vuelvan a coger su tabla porque la sensación de estar en la cresta de la ola con nuestro pequeño es lo más grande y bello que ¡jamás he conquistado!!!
Mamá Azul
María Elena. Instagram @medriosan

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